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Sobre coincidencias entre los senadores Pichetto y Mc Carthy

Por Federico Ovejero

¿No le queda ya ningún rasgo de decencia?

I.- Con estas palabras el abogado Joseph Welch interpeló al senador Joseph Mc Carthy, presidente del Subcomité de Investigaciones del Senado de Estados Unidos, en la sesión del 9 de junio de 1954, logrando un quiebre histórico en la vida de los derechos civiles en dicho país, el cual tiene un lamentable historial de nefastos capítulos contra la humanidad toda tanto fuera como dentro de sus límites nacionales.

Esa jornada puede catalogarse simbólicamente como el inicio del fin del senador Mc Carthy, hombre fuerte del anticomunismo en los Estados Unidos y propulsor, junto al Comité de Actividades Antiestadounidenses de la Cámara de Representantes de ese país, de una caza de brujas de miles de activistas, científicos, artistas y ciudadanos estadounidenses y extranjeros radicados en ese país.

A punto tal ha calado hondo las actividades de los comités y del citado senador que su nombre ha sido plasmado en la tristemente célebre práctica que tuvieron en la década posterior al fin de la Segunda Guerra Mundial: el macartismo.


II.- ¿Qué es el Macartismo? El macartismo puede definirse como la práctica de acusar y/o perseguir, sin evidencias suficientes, a individuos, generalmente de ideario progresista o de izquierda –principalmente comunistas, atento el momento histórico donde surgió esta costumbre-, bajo excusas de deslealtad política y/o subversión, con el fin de suprimir dicha oposición.

Generalmente quienes hacen gala de prácticas macartistas utilizan métodos acusatorios injustos, violentando el principio de inocencia.

III.- Casi 65 años después de este período oscuro, el senador rionegrino Miguel Ángel Pichetto, candidato oficialista a vicepresidente para las próximas elecciones, manifestó públicamente: “Es importante hacer una reflexión, el peronismo en la provincia de Buenos Aires lleva a alguien del PC como candidato, un hombre que tiene sus orígenes en el Partido Comunista. Estoy hablando de Axel Kicillof. Estas son las grandes distorsiones de esta propuesta de Unidad Ciudadana y el peronismo que apoya esa alternativa. Un hombre que viene de las filas del PC y va a representar la figura de candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires. Los compañeros del peronismo tienen que reflexionar sobre eso".[1]

Para muestra valga un botón, y nunca mejor dicho esta última palabra.

Más allá de las desmentidas del caso, innecesarias a esta altura de nuestra democracia, la revitalización del discurso del Senador Mc Carhty por el Senador Pichetto resulta sumamente preocupante puesto que no sólo violenta derechos constitucionales sino que también recupera el discurso anticomunista que fue política de estado durante la última dictadura cívico militar y gran parte del siglo XX, propiciando desapariciones, torturas y prisiones arbitrarias.

IV.- Caminos que se bifurcan. El senador Mc Carthy, originario de Wisconsin, estado medio norteño de Estados Unidos comenzó su vida política tras desempeñarse como abogado, siendo electo juez de distrito, con apoyo del Partido Demócrata en 1939.

Tras un fallo en contrario de la Corte de ese estado, en 1942 Mc Carthy se alista al ejército estadounidense que se había incorporado a la guerra mundial, donde fraguará un historial de servicios falaz, que usufructará durante la cacería de brujas posterior, buscando una base de legitimidad para su igual de óscuro accionar en esos años.

Volverá a ser electo juez en su mismo cargo y dos años después, en 1947, electo senador por el Partido Republicano, histórica oposición a los demócratas en ese país

El senador Pichetto, originario de Banfield, localidad sureña del conurbano bonaerense, se radicó en la más sureña Sierra Grande, provincia de Río Negro, tras recibirse como abogado por la Universidad Nacional de La Plata.

Tras el fin de la dictadura, como miembro del Partido Justicialista provincial fue electo concejal del municipio de Sierra Grande, llegando a intendente de esa ciudad en 1986, reemplazando al intendente radical electo en 1983.

Dos años después, al mismo tiempo que fungía como congresal provincial ante el PJ, fue electo como legislador provincial, cargo que detentó hasta 1993 donde abandona la política provincial para disputar cargos nacionales.

En 1993 es elegido diputado nacional donde llegó a ser vicepresidente del bloque del PJ de dicha cámara legislativa, siendo parte de destacadas comisiones dentro del Congreso y miembro del Consejo de la Magistratura de la Nación, cumpliendo roles fundamentales de apoyo a la gestión del entonces presidente Menem.

Este último sería quien lo apoyaría para ser candidato a senador por Río Negro en 2001, cargo por el cual llegó a la Cámara Alta.

Con otras hegemonías y otras lealtades, llegaría a presidente del bloque Justicialista de la Honorable Cámara de Senadores de la Nación desde fines del año 2002 a la fecha.

V.- El senador Mc Carthy no siempre azuzó el fantasma anticomunista al llegar a su cargo. En un principio fue un legislador conservador más, defendiendo en su puesto legislativo derechos de sectores empresariales (como el caso del azúcar) o teniendo controversias, tales como el pedido de conmutación de pena de muerte a ex criminales de las SS alemanas.

La carrera de Mc Carthy tal cual la conocemos se inició ante la denuncia de la existencia de inflitrados comunistas en el Departamento de Estado del gobierno yanqui, en ese momento bajo gestión democráta.

La inesperada repercusión de los listados, en un contexto de guerra fría elevada ya a la batalla entre las dos Coreas, invasión estadounidense mediante, fue el caldo de cultivo para estas prácticas mediante las cuales el senador no sólo se cargó a supuestos comunistas, sino que también a opositores políticos, censuró literatura,, incluso infantil, y estigmatizó a cientos de homosexuales, con su verborragia y acusaciones, llevando incluso al suicidio a uno de los investigados.

La popularidad creciente entre sectores conservadores católicos y la familia Kennedy era inversamente proporcional a la que despertaba en sectores más moderados del Partido Republicano: "Creo que nada es tan efectivo para combatir sus enredos", escribió Eisenhower en su diario personal, "como ignorarle, porque es lo único que no soporta"[2]

VI.- El Pichetto clave del último menemismo y de la gobernabilidad post crisis 2001 nunca tuvo una relación sencilla con el kichnerismo, pese a mostrarse como hombre fuerte de este espacio en la Cámara Alta.

En los tres intentos que tuvo de hacerse con la gobernación rionegrina no contó con el apoyo necesario desde Balcarce 50, sobretodo de Cristina Fernández, debiendo conformarse con el rol del bloque de senadores, cargo que renovó en las elecciones 2007 y 2013.

Tras el triunfo del macrismo, el senador vio la oportunidad de nuevos roles, quizás más afines a sus posicionamientos, previendo, quizás, la muerte del espacio político que ante representaba.

VII.- “Joe” Mc Carthy, a comienzos de 1954 gozaba de una popularidad muy fuerte. Con su cruzada anticomunista había obtenido la reelección en el senado y prometía desenmascarar la avanzada soviética, ahora dentro del ejército estadounidense.

Quizás por su pensamiento campechano o, probablemente más seguro, su alcoholismo, arremetió con un nuevo capítulo de patriotera defensa de vaya a saber qué intereses, profundizando la violencia de sus métodos.

A la publicitada defensa de los derechos civiles desde los medios de comunicación hasta viejos enconos personales hicieron entrar al viejo Mc Carthy en una situación de descrédito de sus falsas acusaciones, hasta el punto tal de que el propio senado estadounidense le efectuó un voto de censura, en diciembre de ese mismo 1954.

VIII.- El senador Pichetto comenzó a ser de manera gradual y firme a ser un puntal importante del dialoguismo peronista con el gobierno de la alianza Cambiemos (PRO-UCR-CC) en el seno del Congreso.

Sin ese sustento no se hubieran votaron las leyes de blanqueo y reforma previsional, la ley de pago a los fondos buitres, la ley de presupuesto que aprueba el acuerdo con el FMI entre otras normas hechas a medida del plan neoliberal de la gestión macrista.

Todo ello, no sin antes emitir un discurso acorde, que tiene sus antecedentes en comentarios donde efectuaba distinciones entre argentinos de religión judía y aquellos “argentinos de verdad”, pero que ha tenido capítulos xenófobos con las comunidades migrantes, misóginos con las mujeres trabajadoras en edad jubilatoria, sin contar el apoyo a la política represiva de la ministra Bullrich.

IX.- Aislado tras la votación de moción de censura, el senador Mc Carthy paria entre sus pares, resultó apartado de las decisiones relevantes, incrementando su situación de soledad social y política, a la par que su alcoholismo mellaba su ya deteriorada salud.

El senador Mc Carthy muere de cirrosis el 2 de mayo de 1957, dejando tras de sí un legado tan nefasto, que la senaduría de Wisconsin por los próximos años será liderado por los demócratas.

Parte de ese legado de prácticas macartistas en esos años implicaron la muerte civil y exposición de cientos de homosexuales, de militantes sociales, la premiación de la traición y delación, el exilio de decenas de artistas e intelectuales de Estados Unidos, tales como Bertolt Brecht, además de la invisibilización de destacadas personalidades como Dalton Trumbo, sin contar con la muerte del matrimonio Rosenberg, condenados a la pena capital y ejecutados en 1953, en un proceso judicial sin suficientes pruebas, con múltiples violaciones de derechos fundamentales de los ajusticiados.

X.- La estela de muerte que dejó el macartismo en Estados Unidos en esos años y sus prácticas posteriores en el continente americano nos debe llamar la atención ante el mínimo atisbo de sus prácticas.

Máxime si consideramos que el senador Pichetto, que quizás en un acto de temeridad propia de ejercer un edilato sin partido, ni bloque, comparable al último período del senador Mc Carthy; es candidato a vicepresidente del oficialismo y que el entronque fascista de su discurso sólo puede augurar que la irracionalidad del programa neoliberal del gobierno se descargará rabiosamente sobre los sectores populares.

Considero que resulta necesario no sólo, quizás vanamente[3], interpelar al candidato senador a que modere y reflexione sobre dichas prácticas que en algún momento de nuestra historia llevaron al muere a miles de militantes populares en las garras asesinas del Cóndor, sino que dar ánimos a este pueblo que está gestando las condiciones para cambiar las condiciones de hambre y explotación a interpelar a los Pichettos, a los Macris, y demás dueños de este juego perverso, así como el abogado Welch al decirle en su momento a Joseph y hoy a Miguel Angel:

"Hasta este momento, senador, creo que nunca realmente evalué su crueldad o su imprudencia. (...). Ya ha hecho suficiente. ¿No tiene usted decencia, señor mío? ¿No le queda ya ningún rasgo de decencia?”[4]


FEDERICO OVEJERO

Abogado LADH

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