Lxs compañerxs de Rosario nos hablan sobre las quemas en todo el pais.
En estos últimos días vimos los grandes incendios que se están produciendo en Copacabana, desplazándose hacia el Valle de Punilla, al igual que en diferentes focos en sectores de Pan de Azúcar, poniendo en peligro a la gente, a sus viviendas y a todo el ecosistema de la región, asentando problemas medioambientales inminentes. El gobernador de Córdoba José Schiaretti dice que es por el clima pero lo cierto es que desde siempre cerca del 90% de los incendios son intencionales en la provincia. De igual manera vemos también como el fuego en el Delta del Paraná sigue avanzando, de forma drástica en los últimos días, en la zona de Boca de la Milonga. Con ello todavía hay varios focos sobre la extensión del Delta. Esto pese a que la CSJN haya dictaminado la creación de un Comité de Emergencia Ambiental que reúna a las provincias de Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires y los Municipios de Rosario y Victoria. En sintonía a esto, desde la Comisión de Medio Ambiente de Diputados de Santa Fe se exigió tratar con carácter urgente la situación, que ya parece insalvablemente descontrolada. Pero, siendo la situación de grandes daños irreparables, no se han motorizados las políticas de la forma que urge.
Por tanto, una capacidad de voluntades se puso al hombro la situación, sin elementos adecuados, para intentar salvar las precarias casas y la flora y fauna de la zona, poniendo en riesgo su salud y en peligro sus vidas.
Es con esta claridad sobre la debilidad estatal de actuar conforme a los derechos humanos que vemos cómo en realidad todos los mecanismos favorecen al desarrollo de negocios inmobiliarios y agro-ganaderos a gran escala y sin respeto a la vida digna de las grandes mayorías, que somos quienes menos tenemos. Vemos cómo con dos causas federales por amparo, llegando una a la Corte, no se han operado los elementos para terminar con los avances del fuego, que es el avance de las grandes propiedades cada vez más concentradas. Vemos cómo desde el Ministro de Medio Ambiente de la Nación Juan Cabandié hasta sus pares provinciales, aún no han tomado decisiones rápidas y contundentes. Vemos también cómo el Congreso de la Nación está acumulando proyectos sin avanzar definitivamente con ninguno para ponerle un marco normativo a estos problemas. Sin embargo, si bien es necesaria la Ley de Humedales, con las leyes no alcanza. Hay un ley para Conservación de la Fauna, hay una ley de Presupuestos Mínimos de Protección de los Bosques Nativos, hay una ley sobre Manejo de Fuego, hay una ley que Aprueba la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional, que con mayor o menor perjuicio pueden contener el abuso sobre nuestros derechos humanos y los derecho ambientales. Pero no sucede así. No es que solo necesitamos más y mejores leyes, un orden normativo claro y coherente, sino que es urgente que estas leyes sean pensadas, institucionalizadas y reguladas por los sectores populares, por las poblaciones rurales o afectadas a los problemas del agro de nuestro país, no las empresas encubiertas en alguna persona de la función pública, no los monopolios transnacionales en una mesa política. Que sea el pueblo soberano quien decida sobre sus recursos naturales, su protección, su explotación necesaria, pensando en las futuras generaciones. El Estado debe tener para esto participación y decisión popular. Basta de las decisiones blandas y condicionadas. Basta de destruir para los deseos de pocos. Esta es la única forma de preservar y construir un ambiente sano.
En definitiva, los intereses de un sector político-económico siguen vigentes, vulnerando derechos fundamentales como el derecho a la salud, a la vivienda digna, a gozar de un medio ambiente sano. Algunas leyes vigentes como, por ejemplo, la ley de Presupuestos Mínimos para el Control y Manejo de Quemas, en vez de disuadir esta actividad y proteger estos derechos fundamentales los vulnera, se limita a reglamentar el desastre, a administrarlo (y con grandes fracasos incluso en esa tarea). Tenemos la necesidad de trabajar una transformación profunda del ser humano en cuanto a las formas y métodos de producción. Y en esto los dirigentes políticos juegan un rol importante. Los recursos naturales son vitales para la vida del ser humano y si seguimos alentando o dejando alentar estos intereses sobre el interés del colectivo, lo que nos espera es una profundización catastrófica de la crisis ambiental dentro de las proporciones humanitarias, climáticas, energéticas y civilizatoria.
Tenemos que trabajar por una justicia social de liberación, por leyes nuevas e instituciones que defiendan los intereses del pueblo.
Que no hagan cenizas nuestros derechos.
LADH Rosario
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