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Este 8 de marzo ¡Nos paramos contra el patriarcado y el imperialismo!

Coordinadora Americana por los Derechos de los Pueblos y Victimas de la prisión política

Hoy nos encontramos ante un vértice histórico a escala global, y más aún en América Latina. Un momento de crisis por la amenaza de la extrema derecha y de las derechas neofascistas, que vienen a administrar y profundizar el neoliberalismo que muestra su cara más mortífera; una derecha neofascista que pone por delante una política racial, patriarcal y colonialista que ha llevado a una profundización sin precedentes de la agresión imperialista a los pueblos en lucha en todo el mundo. En este contexto son las mujeres las que han soportado de forma sistemática y mayoritaria el peso de la crisis, y han sufrido una nueva escalada de violencia en todos los niveles.


La feminización de la pobreza en todo el mundo ha llevado a las mujeres a soportar los efectos mas más crudos de la crisis económica, siendo expulsadas de la fuerza de trabajo y muchas más apenas sobreviviendo del trabajo informal en ausencia de derechos laborales que agudizan las formas de violencias de las mujeres no solo en una dimensión económica sino además social, política y cultural por lo anterior se evidencia que tanto el trabajo doméstico como el de cuidado, esenciales para sostener la vida, permanecen invisibles en el contexto de las relaciones sociales que se fundamentan al día de hoy en relaciones asimétricas fundamentadas en el patriarcado, el capitalismo, neoliberalismo y otras formas de violencia.


Asimismo, las limitaciones de movilidad y el aislamiento a causa de la pandemia de la Covid 19, han llevado al aumento de la violencia física, psicológica, sexual, económica y especialmente el feminicidio como expresión más degradante de la violencia patriarcal. El cierre y desfinanciación de las instituciones públicas ha dejado aún más en estado de desprotección a las mujeres limitando y disminuyendo las opciones para la protección de los derechos de las mujeres en su dimensión amplia. Sometiéndolas así a convivencia permanente con sus maltratadores y reproduciendo contextos de violencia para las mujeres.


Lo anterior hace parte de una matriz patriarcal que logra llegar a instituciones como las policiales y judiciales causando así una ausencia de garantías y poca eficacia para las mujeres que muchas veces llega a la revictimización. Este sistema económico, político, social, jurídico y cultural tiene un especial ensañamiento con la mujeres pobres, racializadas y en disidencia sexual.


En medio de la crisis mundial, el imperialismo estadounidense y sus aliados, la guerra híbrida, las sanciones y el militarismo se intensifican, las mujeres somos las primeras en enfrentarnos a la escasez de alimentos, agua y medicinas, pero además sigue existiendo la concepción de los cuerpos femeninos o feminizados como cuerpos para la guerra en contextos de conflictos armados, que generan desplazamientos que afectan particularmente a las mujeres. A la vez que se intensifica la invasión imperialista del territorio y la soberanía, las mujeres viven peores condiciones en los centros de encierro, afrontando detenciones prolongadas y abusos como presas políticas. A medida que las fuerzas fascistas y de la derecha se fortalecen, las mujeres nos enfrentamos al retroceso de nuestros derechos sociales y políticos duramente ganados durante décadas de lucha.

¡La lucha contra el imperialismo, el racismo, el colonialismo y el capitalismo no puede librarse sin la lucha contra el patriarcado y sin la plena participación y liderazgo de las mujeres!


Las luchas feministas, han obtenido muchas victorias a pesar de la oscuridad de estos últimos tiempos, por eso nos unimos a un llamamiento que busque,


· Una justicia con perspectiva de género, antimperialista, que luche contra la aplicación de la guerra judicial en América latina y en el mundo.


· La soberanía de nuestros territorios que implica la recuperación de nuestros territorios del extractivismo fundante de los procesos colonizadores, que se extiende y manifiesta a nivel mundial, y que se ha visto fortalecido por las alianzas criminales e indivisibles entre patriarcado y capital, que construyen una trinchera de guerra que tiene como principal blanco las libertades, los derechos de las mujeres y disidencias, y las experiencias de vida comunitaria que se levantan en nuestros territorios.


· Exigimos la aparición de Lichita y Justicia y justicia para las niñas que asesinó el ejército paraguayo así como la libertad de todas las presas políticas del imperio.


· Libertad plena para Roxana Ruiz, mujer indígena acusada de homicidio por asesinar en defensa propia a su violador.





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