A 5 años de la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado, seguimos acompañando a la familia en el reclamo de Verdad y Justicia.
No conocíamos a Santiago, pero cuando vimos a la gendarmería desplegarse en el territorio patagónico mapuche de la lof en Resistencia Cushamen comprendimos que era uno de los nuestros. Santiago desapareció cuando se solidarizaba con la segunda comunidad mapuche que estableció un proceso de recuperación territorial contra la multinacional Benetton.
Santiago estaba en un corte de ruta, como hemos estado probablemente todxs lxs que leemos esto. Las comunidades se manifestaban en defensa de las tierras ancestrales el 1° de agosto de 2017. Lo hacían de modo pacífico: violencia es que nos asesinen, que nos repliegan a fuerza de balas, violencia es que nos arrebatan nuestra tierra, nuestras raíces, por un poco de dinero que no sirve para nada. Desde entonces y sabiendo que no había hechos aislados, los movimientos populares, sociales, los organismos de derechos humanos hemos reclamado la aparición con vida de Santiago, señalando la responsabilidad del Ministerio de Seguridad de la Nación a cargo de Patricia Bullrich, en el marco del gobierno de Mauricio Macri. A la familia Maldonado, a la madre de Santiago le estuvieron pinchando el teléfono, y eso también sigue impune. A Santiago lo mataron porque en nuestro país se forman agentes del delito en las academias de las fuerzas armadas y de seguridad.
LA IMPUNIDAD TIENEN NOMBRES: Pablo Nocetti, Patricia Bullrich y los jefes de la Gendarmería Nacional gozan de tener un cerco judicial y mediático. Pero el asesinato de Santiago contó con un escenario previo y posterior cuidadosamente construido por sectores de la política provincial y zonal, por empresarios de la ruralidad, por pseudo periodistas, por jueces y fiscales. Hablamos de impunidad porque hace más de dos años que la causa está esperando que la Corte Suprema de Justicia de la Nación diga qué juez debe continuarla. Veintiocho peritos, no cincuenta y cinco, firmaron la autopsia del cuerpo. Dijeron que la causa física de su muerte había sido ahogamiento e hipotermia. Pero extrañamente no pudieron determinar la fecha de muerte ni explicar datos muy llamativos de la autopsia, como por ejemplo por qué tenía signos de congelamiento cuando la temperatura del río no bajo de cero en esas épocas, ni por qué sus ropas tenían polen de otros lados después de haber estado supuestamente 77 días sumergidos, entre muchas otros datos no explicados y que la familia y expertos independientes siguen reclamando esclarecer. La investigación judicial de Otranto primero y de Lleral después nunca reconstruyó los hechos. A esas incongruencias se suman decenas de dudas, ausencias, preguntas y una gran cantidad de construcciones de sentido amplificadas al infinito por los mismos medios que magnificaron entonces las versiones falsas sobre su paradero y alimentaban versiones distractivas de lo sucedido. Nadie está preso. Solo un gendarme fue imputado, sobreseído y nuevamente imputado. Pero no hay quien le pregunte nada, ni a ese gendarme ni a nadie. Porque hay causa, pero no hay juez que vaya a actuar.
LAS ÚLTIMAS NOVEDADES EN LA CAUSA
Hace pocos meses atrás, una gendarme se presentó ante este mismo juzgado y denunció ante el fiscal federal de Esquel una serie de situaciones que vivió en el escuadrón 36 de Gendarmería en aquellos días de 2017 tras la desaparición de Santiago. Contó que había escuchado a dos gendarmes decir que habían detenido a un “hippie” en la zona del campo de Benetton, donde ellos mismos señalaban que tenían una unidad de Gendarmería. También contó que el segundo comandante de Esquel, Juan Pablo Escola, se jactaba luego de lo ocurrido ante su jefe Pablo Badié de tener contacto directo y permanente con el Ministerio de Seguridad que conducía Patricia Bullrich. Y que el mismo Escola le dio una caja con trapos, celulares y un arma para que le guarde durante el primer allanamiento que hizo el juez Otranto en el escuadrón de Esquel. Agregó además que los relatos que escuchaba en su trabajo esos días coincidían que lo tenían detenido a Santiago para sacarle información sobre sus compañeros y que se les había ido la mano.
La gendarme que decidió hablar en sede judicial después de cuatro años y medio mencionó en su declaración a más de quince personas. Sin embargo, como la Corte Suprema no decide qué juez debe continuar la causa, nadie fue citado a declarar a raíz de este testimonio.
Los hechos que rodearon la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado están vinculados con el proyecto de país y de negocios, con la forma de militarizar y extranjerizar nuestro territorio, con el genocidio que continúa en marcha sobre los pueblos precolombinos de Argentina. Santiago estaba con la Lof porque él sentía en su propia carne las injusticias contra los pueblos de nuestro territorio, porque él repudió desde su música y su poesía la "venta" de la tierra y la connivencia del poder criollo con el poder imperialista para saquear y fomentar la concentración de la riqueza. Estuvo en ese corte de ruta porque los enemigos son los mismos y porque la salida es por el buen vivir, es en comunidad. Santiago tatuaba sueños en las pieles de los viajeros, y cocinó resistencia en las ollas mapuche. En el crimen de Santiago hay responsables políticos e intelectuales. El gobierno que reinstaló la lógica de un enemigo interno; que asesinó al joven mapuche Rafael Nahuel por la espalda y extraditó a Chile Facundo Jones Huala. El gobierno que reprimió a fuego la protesta social. Que espió a víctimas. Que persiguió y encarceló a decenas de dirigentes sociales y políticos en nuestro país. Que generó un profundo ciclo de endeudamiento externo y su consecuente proceso de empobrecimiento y dependencia del conjunto del pueblo trabajador argentino. Ese gobierno vino a destruir el universo simbólico de esperanza y dignidad que se construyó a partir de aquel proceso de memoria, verdad y justicia.
A 5 años, volvemos a reclamar justicia para todos los culpables y responsables. Seguimos acompañando el reclamo de la familia para que se conforme un grupo de expertos independientes. Asimismo, instamos a que todas las áreas del Estado con facultades para hacerlo arbitren los recursos para impulsar Verdad y Justicia en esta causa. Dijimos nunca más y nos vuelven a desaparecer. Dijimos nunca más y fusilan chicxs en las comisarías. Dijimos nunca más y tenemos que seguir marchando con lágrimas nuevas, con jóvenes de 28 años nuevamente siendo objeto de masacres autorizadas desde el Banco Central, la Corte Suprema de Justicia, las legislaturas que siguen regalando nuestra soberanía y un ejecutivo que firma pactos de impunidad debajo de la mesa.
Santiago Maldonado PRESENTE
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